Un cálculo renal es una masa dura que se forma a partir de cristales en el riñón, que puede desprenderse y obstruir los uréteres, la vejiga o la uretra, causando dolor. Puede tener consistencia de arenilla o incluso del tamaño de una perla. El tipo más común son los cálculos renales oxalato cálcico, pero también los hay de ácido úrico, estruvita (tras una infección) o de cistina (hereditarios). En este artículo te damos algunos consejos para ayudarte a reducir la formación de cálculos renales, en concreto los de oxalato cálcico.
Los oxalatos son componentes presentes en muchos vegetales. Secuestran calcio y otros minerales impidiendo su absorción. Es muy importante que si tienes anemia y te han recetado hierro, no lo tomes en el desayuno con café o té, o en una comida junto a alimentos ricos en oxalatos, pues se reduce la eficacia del medicamento.
Los cálculos renales de oxalato cálcico se forman por precipitación del oxalato con el calcio mineral. Esta precipitación se produce con mayor facilidad en medio ácido, por lo que si consigues alcalinizar tu pH, reducirás el riesgo de formación de nuevos cálculos.
Midiendo el pH de la orina con tiras reactivas puedes comprobar tu grado de acidez interna. Lo ideal es tener un pH ligeramente alcalino en la segunda orina de la mañana. No se mide la primera orina por ser siempre ácida, ya que el reposo nocturno estimula la eliminación de metabolitos ácidos. Existe acidez con valores inferiores a 7, apareciendo sintomatología por hiperacidez a partir de 5. Si practicas deporte con intensidad, es necesario que descartemos previamente una importante eliminación de ácido láctico por la orina.
Como el metabolismo celular genera mucha acidez, necesitas una cantidad suficiente de alimentos alcalinizantes (suben el pH) y evitar todos los alimentos ácidos y muy ácidos de la infografía.